Jesús Pérez Rubio
Efectivamente, Muchas veces tenemos ganas de desaparecer. De decir. “hasta aquí hemos llegado”.” No aguanto más”.” Me voy”.
Nos vemos rodeados de gentuza por todas partes. Basta ver los debates políticos para que te entren ganas de vomitar al ver quién nos gobierna o quién pretende hacerlo. Mentirosos ávidos de poder, a los que no les importa lo más mínimo el prójimo, es decir, Tú.
Personajillos que imponen “toques de queda” arbitrariamente, sin conocer la situación, sin saber de qué va esto. Concediendo pequeñas bocanadas de oxígeno a los comerciantes, cuando ellos disponen de dos bombonas colgadas a sus espaldas a piñón fijo.
Exparejas sin principios con ganas de sacarle los hígados a quien en su día les dio el corazón.
“Trabajadores” sinvergüenzas viviendo, por la cara, de las bajas interminables concedidas por médicos atados de pies y manos o por médicos con ganas de ver si esto revienta.
Vecinos haciéndole la vida imposible a sus vecinos a la menor oportunidad, sólo por sentirse superiores, o con más derechos, o sencillamente por rabia, porque tienen una penosa vida social y arremetiendo contra otros la compensan en cierta medida.
Cuando me paro a observar el panorama me dan ganas de desterrarme voluntariamente. Pero pienso en El Cid:
“Por sus ojos mío Cid va tristemente llorando;
Volvía atrás la cabeza, y se quedaba mirándolos.
Miró las puertas abiertas, los postigos sin candados…”
¡No, algunos no nos iremos! No podemos dejar a todos estos personajillos el campo franco.
La mayoría no somos así. Somos otro tipo de gente. ¡Estamos hechos de otra pasta!
Queremos hablar con todo el mundo. Sonreír al vecino por antipático que sea. Buscar al político honrado, aunque parezca imposible. Trabajar para demostrar a los vagos que nosotros no lo somos. Y seguir disfrutando del sol, de la lluvia o de lo que nos quiera mandar el tiempo.
No, no nos iremos por difícil que esto se ponga. Y cuando nos pregunten ¿Qué tal va? Seguiremos contestando: “genial y mejorando”. Los que nos aprecian se alegrarán. Y los que no ¡Que los zurzan!
¡Si tienen lo que hay que tener que nos echen! ¿Pero irnos?
¡Ni de coña!