Les Moles, es un paraje natural de Paterna con bosques, zona de maquias, barrancos poco antropizados, vegetación de ribera y campos de secano. En su interior alberga la fauna típica mediterránea: ardillas, tejos, ginetas, zorros, liebres, erizos, verdejos, petirrojos, etc. También elementos arquitectónicos que nos hablan de la historia de nuestro pueblo: Trincheras de la guerra civil, refugios de pastor, paredes de piedra en seco, ruedas de molino, etc. Un espacio natural que utilizan, actualmente, vecinos y vecinas de la comarca para pasear, practicar BTT, running, crossfit o recojer setas y esparragos.
Este espacio, objeto del estudio, que incluye las partidas del Rabosar, el Pixador, la cova de la Mel y los barrancos del travessat i Endolça, alberga entre el 60% y 70% de las especies detectadas en parques naturales como la Calderona o el Desert de les Palmes. Unos espacios, que según destaca Enrique Murgui, son entre 10 y 50 veces más extensos que les Moles y gozan desde hace décadas del estatus de protección medioambiental.
En el estudio, Murgui recuerda, también, los valores intrínsecos de les Moles: un espacio natural que alberga multitud fauna y flora típica de los bosques mediterráneos, elementos etnográficos de gran valor y todo ello a sólo 8 km. del centro de València. Afirmando que “la protección de les Moles no sólo beneficia a su propia comunidad biológica sino a las de otros parajes en diferentes escalas espaciales. El más obvio es el contiguo Parque Natural del Turia con el cual cabe esperar un incremento del intercambio ecológico que ya sin duda sucede entre ambos lugares. Un intercambio que en diferente forma e intensidad dependiendo de las especies implicadas puede extenderse a otros parajes del municipio de Paterna y aledaños, a la Comarca de L’Horta o incluso más allá.
El estudio del doctor en biología de la Universitat de València, destaca que los resultados se obtienen en una zona sujeta a todo tipo de agresiones medioambientales por lo que, razonablemente, se puede prever que si tales agresiones desaparecen y el paraje, ahora protegido, es gestionado correctamente, su capacidad de acogida para las especies vegetales y animales puede ser mucho mayor, algo facilitado a su vez por las dimensiones del paraje, suficiente como para albergar poblaciones más abundantes que las actuales de muchas de las especies.
El estudio concluye que cualquier política efectiva de conservación va más allá de proteger algunos enclaves aislados por amplios y singulares que esto sean; es el paisaje en conjunto el que necesita ser protegido con un grado variable de intensidad si queremos que la protección de los elementos que los constituyen sea ecológicamente efectiva a largo plazo. Y en esta estrategia incluso los lugares más aparentemente desprovistos de interés (lo cual no es el caso de Les Moles) juegan un papel necesario en múltiples fenómenos ecológicos. “Nada, pues, justifica que este valor natural se vea mermado, cuando no destruido, por otros usos del territorio. Por el contrario, su protección y mejora contribuiría a alcanzar los objetivos medioambientales (desde detener la pérdida de biodiversidad hasta combatir la emergencia climática) que como sociedad debemos alcanzar”.